Aquellos años cuando tu mano fría y tus dedos delgados eran mi sostén.
Niña berrinchuda que mortificaba tus días y sin embargo era tu alegría,
Ahora dejo ir tus chancletas, tu Metallica, tus tatuajes, tus abrazos, tu mirada
Dejo el recuerdo de la habitación verde donde nuestros cuerpos sentían calor a escondidas,
Dejo el café del recuerdo de esta agonía que me recuerda tu partida,
Dejo ir aquella noche de lluvia, tragos y sonrisas, dejo ir tus imágenes rápidas,
dejo ir la tarde en el lago,
Dejo ir este amor, este sentimiento
domingo, 13 de junio de 2010
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2 comentarios:
Hola, pasaba por aquí. A veces hay que dejar ir .
Un saludote!
Sii claro, jaja nada mas ojalá hubiera una receta jajaa!
saludos
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